Quizás hoy Soria sea una provincia insignificante (considerada desierto demográfico por la ONU con 9 habitantes por metro cuadrado) pero esconde una historia de grandeza de la que merece hacer mención.
Desde el pleistoceno medio se conoce poblamiento en la actual provincia, destacando el yacimiento de Torralba y Ambrona, de unos 700000 años de antigüedad y que se ha interpretado como un cementerio de elefantes, donde los H. Heidelbergensis acudirían a carroñear su carne.
Estatua de Alfonso VIII |
El tiempo siguió pasando y a partir del S.VIII llegarían los pueblos celtas y se asentarían por todo el norte peninsular, y lo harían de lleno en la provincia de Soria. Estos últimos eran los celtíberos, que no eran una mezcla de celtas e íberos, sino que eran celtas con influencias de los pueblos íberos del levante español. Una muestra de ello es que incorporaron el alfabeto íbero para su idioma celtibérico, aunque este último no se haya descifrado aún.
En Soria destaca el multiconocido pueblo de Numancia del que cabe señalar varios hechos curiosos. Uno de ellos es la batalla de los elefantes. Los romanos, seguros de su victoria, trajeron varios ejemplares de estos paquidermos desde el Norte de África para impresionar a los valerosos numantinos. Lo consiguieron… en parte. Los celtíberos se replegaron sobre sus murallas y desde allí consiguieron herir a un elefante en la cabeza con lo que salió despavorido contra los propios romanos sembrando el caos entre los de su misma especie y añadiendo otro punto en el casillero de los numantinos. Otro aspecto menos conocido es el de Cayo Hostilio Mancino, el cónsul que tras cuando llegó al Senado Romano para ratificar el acuerdo firmado con los numantinos, los senadores le obligaron a entregarse desnudo ante las puertas de Numancia. Los numantinos, atónitos decidieron devolverle con su ejército.
Pero los numantinos que luchaban por su libertad no fueron los últimos en caer (133 a.C.) sino que fueron los termestinos, conquistados por Tito Didio en el 96 a.C.
Y el tiempo siguió su paso inexorable y Roma cayó y vinieron los bárbaros del norte, los cuales cedieron paso ante el empuje musulmán y aquí es cuando Soria se convierte en tierra fronteriza en las primeras etapas de la Reconquista. Fronteriza entre la cristiandad y los moros y fronteriza entre Castilla y Aragón. Aquí se libraron batallas como la de Piedra Sillada, donde murió el hijo del primer conde de Castilla Fernán Gonzalez, o la de Calatañazor, donde se dice que Almanzor salió herido y la muerte le alcanzó en la villa de Medinaceli.
Soria fue la tierra de paso de El Cid (alcayde del castillo de Langa de Duero por ejemplo) y fue la tierra donde los Condes de Carrión afrentaron a sus hijas. Soria se convertirá en una ciudad importante, cuna de reyes como Alfonso VIII el de las Navas; y fue ciudad cabecera de Mesta así como lugar donde los reyes celebraron en ciertas ocasiones las Cortes.
Poco a poco el tiempo siguió pasando y Soria fue decayendo y languideciendo. Tras la unión de Castilla y Aragón, Soria dejó de ser un enclave estratégico. Un personaje importante en la Edad Moderna fue fray Tomás de Berlanga, descubridor de las Islas Galápagos; así como Francisco de Gómara que nos aporta una interesante historia de la conquista de las Indias.
Y así llegamos a la contemporaneidad donde Soria se convirtió en tierra de poetas con los multiconocidos, y de los que cabe poco que decir, Gustavo Adolfo Becquer, Antonio Machado y Gerardo Diego.
Y así llegamos a la actualidad, donde Soria es una provincia deprimida, logro que cabe atribuírselo a la dictadura franquista y a los gobiernos democráticos posteriores. En definitiva, esto es Soria: Pasado glorioso, presente dudoso y futuro muy incierto.
Escrito y editado por: "Rafi", futuro licenciado de Historia por la Universidad de Valladolid
Escrito y editado por: "Rafi", futuro licenciado de Historia por la Universidad de Valladolid
Plaza Mayor de la ciudad, en la que podemos observar la fuente de los leones (primer plano), el Palacio de la Audiencia (izquierda) y el Ayuntamiento (derecha) |